Somos misioneros ad gentes ad extra ad vitam, aquí los términos latinos quieren decir precisamente ir hacia las gentes, a los lejanos, afuera del propio País, comprometiendo toda nuestra vida. Por vocación, nos sentimos enviados a llevar la Palabra de Dios a todas las gentes, en aquellos lugares donde los hombres aún no han conocido a Cristo y no han experimentado el amor paterno de Dios. Esto nos impulsa a privilegiar a los pueblos que viven en situaciones de pobreza material, moral, espiritual, que en su mayoría viven privados de bienes de primera necesidad y a los que les hace falta recibir un mensaje de vida y esperanza.

Todas las situaciones de pobreza nos cuestionan, por algunas de ellas se quisiera hacer algo, llevar la consolación del amor del Padre. Se trata de identificar un lugar donde servir juntos a los hermanos: las periferias de grandes ciudades, zonas densamente pobladas donde, estando de acuerdo con los obispos, podemos asumir el trabajo pastoral de una parroquia, llevando nuestra espiritualidad trinitaria.

Todos en estado de misión

Nuestra vocación ad Gentes nos pone en el corazón la inquietud de transmitir a la gente con la cual vivimos la dimensión misionera del compromiso evangélico. Se trata de una elección valiente, en una situación en la cual las numerosas urgencias internas y la pobreza espiritual y material arriesgan con limitar las miradas y restringir el campo del anuncio dentro de los límites del propio territorio. Sin embargo, no queremos renunciar. El anhelo misionero no es una añadidura sino algo constitutivo y esencial del propio ser de la Iglesia.

Nunca sin los laicos

Desde los inicios, nuestra prioridad pastoral es involucrar a los fieles laicos en todos los ámbitos de la pastoral para construir junto con ellos la comunidad eclesial. Ciertamente el camino de la corresponsabilidad tiene un aspecto práctico: la unión hace la fuerza, pero ante todo es una experiencia de Iglesia viva en la cual cada uno encuentra su lugar y su vocación.

Hoy, el rostro de nuestras misiones y de nuestros centros, es inseparable del de muchísimos hombres, mujeres, jóvenes, parejas que trabajan activamente en todos los ámbitos de la pastoral: desde la catequesis hasta la pastoral familiar, desde el anuncio hasta la promoción humana, desde los servicios litúrgicos hasta la oración.